domingo, 20 de febrero de 2022

Lo soñado de los astronautas

Un hombre cualquiera se queda extasiado ante el escaparate del estudio de tatuajes.

Dentro Luna le entrega al tatuador un sobre manuscrito con el texto: "Vale por un regalo de reyes". Su creciente sonrisa ilumina la estancia, que se amplifica al quitarse la chaqueta. Sus brazos recordaban a una estrellada noche de verano plagada de constelaciones. La Osa mayor, Orión, Casiopea, Piscis, Centauro, Hydra, Cáncer, Lyra, Géminis

La pequeña Luna soñaba en ascender al universo al ritmo de Starman de Bowie con su escafandra de astronauta. Sus vértigos y su mal de altura le hacen vivir con los pies bien pegados al suelo. Vive en un bajo sin ascensor, jamás pisará una terminal de aviones, el Everest sólo lo verá en foto y tiene claro que su eternidad sería en el cálido infierno. Por ello, borra el fronterizo horizonte sobre su tatuada piel. Un cielo terrenal, una Tierra celestial. Y, en medio de las universales constelaciones, las líneas definen en la inmensidad al cohete que inmortaliza los sueños de Luna.

Y así un hombre cualquiera abandona el escaparate tras tatuar su asombro en el reflejo

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