domingo, 22 de enero de 2023

Lo maquillado de los felinos

Un hombre cualquiera se pierde en el metro y decide salir al exterior para poner los pies sobre la tierra.


Al subir las escaleras su GPS interno pierde el norte. Los osos se han convertido en conejos y los madroños son, ahora, rojos toon. Incluso el calendario se ha desubicado y vuelve a estar en pleno año nuevo. El cartel del metro le encuentra en pleno corazón de Usera al encontrar en el horizonte el sempiterno Pirulí y a escasos centímetros un encarnado dragón le sobrevuela con un delicioso aroma a pato a la pekinesa. Lo colorado de los farolillos y lo sonriente de las miradas son un lenguaje que se entiende en una verbena o en un karaoke.


La mezcla cultural se inmortaliza con una vecina octogenaria más goyesca que una pintura del Prado, abrazada a una joven ataviada con un qipao y unas orejas de conejo. Lo exportado se nutre de lo cañí y lo chulapo se colorea con lo oriental. Y la fiesta se conmemora entre pantagruélicas tascas de entresijos y restaurantes con cartas en mandarín, bazares con un listado interminable de artículos y tiendas de barrio con solera y pan del día.


Y así un hombre cualquiera ayuda a pintar los ojos a los leones del desfile para despertar y atraer a la suerte.

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