Un hombre cualquiera se encuentra en la explanada de la
Puerta del Sol, donde el mercurio alcanza los veinte grados y un violáceo atardecer
pinta el ocaso monárquico.
En lo alto del balcón, impulsando con sus saltos las
manecillas del reloj, Maura grita a la muchedumbre: “Pueblo de Madrid,
permanece vigilante mientras el rey esté en Palacio. El pueblo con su
ciudadanía lo desarma. Sigue con orden y entusiasmo. ¡Viva la República!”. El
júbilo y los aplausos dejan paso al rítmico murmullo de una marsellesa que el
tenor Fleta entona frente a una manifestación con brazaletes rojos en dirección
a la plaza de Oriente; justo antes del derribo, en la plaza Mayor, de la
estatua de Felipe III. En trayectoria contraria, por la calle Montera, un par
de coches con funcionarios socialistas, que ya habían izado la tricolor a
espaldas de Cibeles, suben despertando a los sonámbulos de la dictadura con el
ruido de sus cláxones. Los primeros bocinazos asustan a unas mujeres con
claveles del Retiro prendidos en el pelo. Tras reírse del susto, vuelven a su charla en un corrillo junto a la entrada del metro.
Una de ellas, que sirve en la casa de la familia Maura en Príncipe de Vergara,
les cuenta a sus amigas sobre la reunión del Gobierno Provisional aquella misma
mañana en el domicilio de sus jefes. Y como el General Sanjurjo se cuadró ante
el nuevo gobierno. Otra de ellas, les cuenta que la selección de fútbol de
Italia, que juega contra España al domingo siguiente en San Mames, se hospeda
en el hotel donde limpia. Y el botones le ha dicho al mediodía que el propio
Mussolini ha avisado por telegrama a los jugadores que vuelvan a su país y que
el gobierno de Roma corta las comunicaciones con este lado del Mediterráneo.
Mientras la Monarquía se embarca en el Príncipe de Asturias,
caminito de ultramar, para divorciarse del Estado; Imperio Argentina vive “Su
noche de bodas” sobre las pantallas de los Cines Callao. Donde cada noche el
rodaje del celuloide en el proyector coge velocidad, como los bólidos por la
Gran Vía hacia un ilusionante futuro. El mismo que salió de las urnas dos días
antes, el domingo 12 de abril de 1931, almenando las coronas sobre los
ayuntamientos de pueblos y ciudades desde la Estaca de Bares hasta el Mar
Menor.
Y así un hombre cualquiera se ilusiona con el rojo festivo del
calendario para celebrar el 14 de abril por la Puerta del Sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario