sábado, 8 de febrero de 2020

Lo ensayado del swing


Un hombre cualquiera descubre unos palos de golf en el trastero.

Los trasteros son la memoria de lo que fuimos. Allí los recuerdos se empaquetan sin fecha de caducidad, para rememorarlos cada vez que los redescubrimos. Se almacenan aromas y objetos que reivindican anécdotas, que transportan a lugares descritos en libros de bitácoras o rememoran a personas imposibles de olvidar.

Sentado en la mecedora, el suave vaivén me devuelve al salón de la infancia. El atrezzo de entonces está lleno de reminiscencias, como los objetos que hoy llenan las estanterías del hogar. Los mismos que, algún día, serán pasto del síndrome de Diógenes que invade, tarde o temprano, todos los desvanes. 

Y así un hombre cualquiera ensaya su swing hasta llevarse la mano sobre las cejas para avistar el horizonte.

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