domingo, 11 de octubre de 2020

Lo deseado de los viajes

 Uhombre cualquiera sobrevuela en globo aerostático las fechas imborrables sobre los primeros granates, ocres y tostados otoñales.

Algunas vueltas al mundo duran mucho más de 80 días. Las fotografías que rellenan los álbumes se convierten en postales de viajes en el tiempo con los momentos atesorados por la memoria. A vista de pájaro los aviones de papel describen con su estela mensajes invisibles sobre la línea del horizonte. Y, de repente, un manojo de globos lanzados a la inmensidad se pierde en la negrura de la noche, hasta convertirse en deseadas estrellas fugaces.

 Superando el vértigo, que te enseñan las horas de vuelo, el paisaje se colorea por los pájaros rojos que se adivinan entre los viñedos. Allí abajo un carmesí 600  imprime escenas sobre el asfalto de celuloide, al ritmo de la cascada voz de Sabina, en un almodovariano plano consecuencia de la entrañable imperfección de la felicidad. Las coordenadas cuadran sus cifras sobre los cuadernos de bitácoras y los pliegues de los mapas, que llevan inequívocamente a la soñadora en pijama.

Y así un hombre cualquiera toma tierra, como cada 12 de octubre, para conquistar nuevas promesas.

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