domingo, 4 de octubre de 2020

Lo resistente de las aldeas

Un hombre cualquiera encuentra, en pleno zapping, la ventana de una habitación de la República Democrática Alemana frente a la que se despliega la gigantesca pancarta publicitaria de Coca Cola ante la estupefacción de Christane Kerner.

 

La fórmula secreta de la pócima de Panoramix solo se da a conocer a los druidas de aquellas aldeas que resistan al imperio, por petición expresa de Goscinny y Uderzo. El protocolo se instauró con la transmisión del mensaje de boca de druida a oído de druida, alejando de esta forma el mensaje de las peligrosas orejas del imperio. Y aunque los imperios cambien de manos, las siguen utilizando para estrangular a los independientes. La Roma de nuestros días, Nueva York, impone su cultura para establecer su sistema económico. Este imperio comienza su invasión cinematográficamente desde Hollywood para proyectar su consumista estilo de vida en un mundo multi-pantalla. No hay que dormirse en los laureles, de hecho, tacita a tacita mantienen la vigilia con su cara achicoria de Starbucks. Ordenados en filas esperan su racionamiento, uniformados en impersonales atuendos de  moda de GAP. A pesar de la ausencia de druidas, cuenta con su pócima mágica con una secreta y burbujeante pócima, capaz de cambiar el verde por el brillante rojo de Coca Cola. Perfecta para acompañar a su grasienta dieta empaquetada en menús con patatas y hamburguesa del McDonald’s. Un imperio forjado en sucursales y filiales que se extienden desde el minifundio del Vaticano hasta la capital de la basta China. Como dirían Astérix y Obélix ¡Por tutatis! Están locos estos americanos…

 

Diez. Son diez  las numantinas aldeas galas que, al menos, no han sucumbido a la inmediatez de la comida rápida asentada sobre los portentosos arcos amarillos. Las aisladas Bermudas prohibieron la instalación de hamburguerías extranjeras a través del Acta de Restaurantes Prohibidos. Sin embargo, el mc menú bordeó la legislación al instalar hasta mediados de los 90 un restaurante en la base área de Sant George. En otras latitudes, la pertenencia al eje del mal conlleva la imposibilidad de apertura de la hamburguesería en países como Corea del Norte, Irán y Yemen. En el país musulmán incluso han creado un payaso sustituto con turbante y chilaba con la cadena de restaurantes Mash Donald’s. En otros puntos del globo, la resistencia más común es la quiebra, como le ocurrió a los establecimientos en Barbados o Islandia. De hecho, el país de Bjork se expone en el Reykjavik’s Bus Hostel la última hamburguesa que se compró en 2009. También, hay casos por las resistencias administrativas, el dueño de la cadena en Macedonia perdió su licencia por razones desconocidas. Y existen países con ausencia de restaurantes por falta de prospección comercial, como Montenegro, Zimbaue, Ghana o Camboya. Pero, la más curiosa razón para no instalarse en algunos países es la resistencia culinaria. Los niños bolivianos iban en busca del regalo del Happy Meal y dejaban la hamburguesa intacta. Y en Jamaica, los jamaicanos dejaron de acudir al McDonald’s por el pequeño tamaño de las hamburguesas. Y en todos estos países Ronald McDonald's tiene vetado el permiso de residencia y los puestos fronterizos no aceptan su pasaporte por ser persona non grata.  

 

Y así un hombre cualquiera escucha el vuelo de un helicóptero entre los edificios, que impiden descubrir si entre las garras del pájaro metálico se encuentra la emblemática estatua de Goodbye Lenin!

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