Un hombre cualquiera encuentra, en pleno zapping, la ventana de una habitación de la República Democrática Alemana frente a la que se despliega la gigantesca pancarta publicitaria de Coca Cola ante la estupefacción de Christane Kerner.
La fórmula
secreta de la pócima de Panoramix solo se da a conocer a los druidas de
aquellas aldeas que resistan al imperio, por petición expresa de Goscinny y
Uderzo. El protocolo se instauró con la transmisión del mensaje de boca de
druida a oído de druida, alejando de esta forma el mensaje de las peligrosas
orejas del imperio. Y aunque los imperios cambien de manos, las siguen
utilizando para estrangular a los independientes. La Roma de nuestros días,
Nueva York, impone su cultura para establecer su sistema económico. Este
imperio comienza su invasión cinematográficamente desde Hollywood para
proyectar su consumista estilo de vida en un mundo multi-pantalla. No hay que
dormirse en los laureles, de hecho, tacita a tacita mantienen la vigilia con su
cara achicoria de Starbucks. Ordenados en filas esperan su racionamiento,
uniformados en impersonales atuendos de
moda de GAP. A pesar de la ausencia de druidas, cuenta con su pócima
mágica con una secreta y burbujeante pócima, capaz de cambiar el verde por el
brillante rojo de Coca Cola. Perfecta para acompañar a su grasienta dieta
empaquetada en menús con patatas y hamburguesa del McDonald’s. Un imperio
forjado en sucursales y filiales que se extienden desde el minifundio del
Vaticano hasta la capital de la basta China. Como dirían Astérix y Obélix ¡Por
tutatis! Están locos estos americanos…
Diez. Son
diez las numantinas aldeas galas que, al
menos, no han sucumbido a la inmediatez de la comida rápida asentada sobre los
portentosos arcos amarillos. Las aisladas Bermudas prohibieron la instalación
de hamburguerías extranjeras a través del Acta de Restaurantes Prohibidos. Sin
embargo, el mc menú bordeó la legislación al instalar hasta mediados de los 90
un restaurante en la base área de Sant George. En otras latitudes, la pertenencia
al eje del mal conlleva la imposibilidad de apertura de la hamburguesería en
países como Corea del Norte, Irán y Yemen. En el país musulmán incluso han
creado un payaso sustituto con turbante y chilaba con la cadena de restaurantes
Mash Donald’s. En otros puntos del globo, la resistencia más común es la
quiebra, como le ocurrió a los establecimientos en Barbados o Islandia. De
hecho, el país de Bjork se expone en el Reykjavik’s Bus Hostel la última hamburguesa que se compró en 2009. También, hay casos
por las resistencias administrativas, el dueño de la cadena en Macedonia perdió
su licencia por razones desconocidas. Y existen países con ausencia de
restaurantes por falta de prospección comercial, como Montenegro, Zimbaue,
Ghana o Camboya. Pero, la más curiosa razón para no instalarse en algunos
países es la resistencia culinaria. Los niños bolivianos iban en busca del
regalo del Happy Meal y dejaban la hamburguesa intacta. Y en Jamaica, los
jamaicanos dejaron de acudir al McDonald’s por el pequeño tamaño de las
hamburguesas. Y en todos estos países Ronald McDonald's tiene vetado el permiso
de residencia y los puestos fronterizos no aceptan su pasaporte por ser persona
non grata.
Y así un hombre
cualquiera escucha el vuelo de un helicóptero entre los edificios, que impiden
descubrir si entre las garras del pájaro metálico se encuentra la emblemática
estatua de Goodbye Lenin!
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