miércoles, 12 de octubre de 2022

Lo trazado de los viajes

Un hombre cualquiera sobrevuela en globo aerostático los otoñales colores que tiñen a octubre en el calendario.


Algunas vueltas al mundo no solo duran 80 días, porque al atardecer se difumina la línea del horizonte y se encienden los deseos fugaces. Y aquellos que se consigue se adornan con bombillas de tungsteno y se decoran con banderines y guirnaldas. Los caminos recorridos se vuelven a trazar sobre un mapa de postales, que revolotean con la energía de pájaros rojos sobre la otoñada. Los nuevos destinos se pliegan en aviones de papel para despegar con la levedad de un manojo de globos hacia el firmamento.


Superando el vértigo, que te enseñan las horas de vuelo, los mapas se convierten en paisajes pintados por el amarillo de los castaños, el tinto de las viñas y lo caduco de las hojas. Allí abajo un colorado 600 parece intentar alcanzar los estivales rayos del sol, que inmortalizan las fotografías, como las portadas de los álbumes de los Beatles. Ni las brújulas, ni los GPS son capaces de encontrar las coordenadas de la felicidad. Ya que las atesora bajo la almohada la soñadora en pijama.


Y así un hombre cualquiera toma tierra, como cada 12 de octubre, para seguir sintiendo la felicidad.

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