martes, 18 de septiembre de 2012

Lo humano de lo divino (Segunda Parte)


Un hombre cualquiera busca las perfumadas opiniones que el ying encierra sin que sean sombras de ningún machista retrato, sino pensamiento y voz propia sin dueño ni señor.

Al calor de un café de tarde, en un apartado rincón junto a una presa, aderezando el sabor de una improvisada comida o simplemente conversando por detener el hastío de la incompetencia; un hombre cualquiera se deslumbra por los cantos de sirenas que alejan a los barcos de las mortíferas estribaciones de la costa. Sin duda, las opiniones con sabor a carmín hipnotizan por la contundencia de sus experiencias y el realismo de sus afirmaciones, que alejan a un hombre cualquiera de utópicos, benévolos  y sobre todo ignorantes pensamientos. Y, todo ello, sin que el respeto esté reñido con la divergencia de pareceres por aquello del cromosoma 'y'.

Estas conversaciones se sostienen tan firmes sobre tacones de aguja como sobre botas de escalada, manteniendo una equilibrada cordura al borde de un ataque de nervios. Lo mismo te escriben una lacrimógena historia que te dirigen un escuadrón bajo el mando de la teniente con rizzo. Quizá te liberan de una incrédula ceguera, que lanzan los dados para jugar a gobernar el mundo como vigía del atalaio. Y pueden mostrar sus sentimientos con una sola mirada o por la coloración del plano inmortalizado por la fotografa de alegrías. Sus pasionales opiniones percuten en tu perspectiva, como las mazas sobre el parche, seguras y constantes. E incluso pueden asestarte con sus verbales puñales sin que llegue la sangre al río, pero arañándote felinamente como la abolicionista de los pañuelos. Y, todo aliñado con la santa paciencia de quien aleja las pesadillas y las convierte en sueños al abrigo del pijama.

Y así un hombre cualquiera airea lo cerrado del yang con la frescura de los aromáticos argumentos de mujer.

¿Quieres recordar 'Lo humano de lo divino (Primera Parte)?:
http://bloghombrecualquiera.blogspot.com.es/2012/03/lo-humano-de-lo-divino-primera-parte.html

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