martes, 23 de febrero de 2021

Lo ensayado de la historia

Un hombre cualquiera echa un vistazo a las oposiciones para ujier del Congreso de los Diputados.

Las inescrutables casualidades de la vida te pueden situar en todos los eventos históricos contemporáneos, como a la familia Alcántara de Cuéntame; o evitar que estés presente en cualquier hecho que pueda rellenar los libros de texto de Historia. Por ejemplo, una piedra en el riñón apartó a Manuel de sus quehaceres de ujier de las Cortes durante el nombramiento de Juan Carlos I. Un ascensor, cansado de subir y bajar diputados, le impidió ver a Adolfo Suárez convertirse en el primer Presidente de la democracia. Y su jubilación, por sólo tres días, le dejó sin sentir sus piernas temblando en el hemiciclo ante los disparos de Tejero. Por suerte o por desgracia, el destino no quería que fuera notario de la Historia, incluso, por las circunstancias, solía ser uno de los últimos en enterarse de lo acontecido. Él que siempre había querido ser historiador. 

Aquel 23 de febrero, treinta y tres minutos antes de la llegada de los tricornios al Congreso, Manuel se acomodaba en la aterciopelada butaca del teatro Espronceda. Un amigo que trabajaba allí, le invitó al ensayo general de la obra: "El corto vuelo del gallo" de Jaime Salom. La obra que estaba en cartel había retocado su elenco con Queta Claver, tras la marcha de María Luisa Merlo, y habían elegido aquel lunes de descanso para probar a la nueva actriz con público. Así, mientras la investidura de Calvo Sotelo era abortada por la materialización del ruido de sables, sobre las tablas del teatro se narraba la vida de Nicolás Franco durante el ascenso de su hijo cómo Caudillo por la gracia de Dios. La comedia le dejó a Manuel un olor a pasado en la pituitaria, que le golpeó fuertemente, de nuevo, al alcanzar la calle. La realidad parecía haber perdido su color con una no tan lejana escala de grises. Sin entender porque le embargaba aquella sensación caminó hacia casa. Al llegar no alcanzó a embocar la llave en la cerradura. Su mujer le abrió, como un resorte, abrazándole fuertemente. Por el pasillo, el rumor de la radio le informó que los militares habían tomado el Congreso

Y así un hombre cualquiera desecha la idea de presentarse a las oposiciones por miedo a incrustar la Constitución en la cabeza a más de uno. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario