domingo, 30 de abril de 2023

Lo liberado de abril

Un hombre cualquiera prepara un plan sin fisuras, mientras en la radio Sabina canta desde la posada del fracaso.

A penas quedan 6 horas para perpetrar el plan y evitar que se precipite la derrota que se masca en las postrimerías de mayo. ¡Otra vez no puede ocurrir! Y si ocurre no será por no intentarlo. Dos viejos hangares en desuso de Barajas esperan huérfanos de contenido la mercancía confiscada. Los mapas esconden las rutas elegidas para que los camiones lleguen a la meta romana. Y los ejecutores ataviados con bombín, chaleco y camiseta de rayas matan el tiempo hasta la hora indicada.


Lo ocioso del puente y lo finado de la semana se entrelazan para conseguir el plan con los hogares solitarios y el tiempo entretenido. El común y el extraordinario de los mortales viven ajenos al gran robo que se agazapa con nocturnidad y alevosía. ¡Nadie lo espera! Millones de robos se producen al unísono en hogares, oficinas, estaciones y cualquier lugar susceptible de contar con un calendario. El minucioso trabajo de los ladrones se perpetra sin incidentes entre la Costa da Morte y el Mar Menor, sin olvidar los territorios de ultramar. Al alcanzar la medianoche, los convoyes conducen el botín hacia el fortín y aquellos avezados individuos que van a cambiar la hoja del calendario, se quedan con un huérfano abril entre las manos. ¿Quién coño nos ha robado el resto del calendario?


Y así un hombre cualquiera libera a abril del robo del tiempo.

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