martes, 22 de mayo de 2012

Lo encriptado de los silencios


Un hombre cualquiera recibe un encriptado mensaje Morse, cuyas líneas y puntos son indescifrables signos sin sentido ni lógica para su cordura. 

Lo que provoca que un hombre cualquiera dude sobre la puntualización de sus afirmaciones, la coronación de sus interrogantes y la suspensión a tres puntos de la incertidumbre. Y hasta las críticas dudas hacen saltar por los aires los puntos de sutura de enunciados que, aunque inconexos y apartados, acaban influenciándose unos a otros.

Por ello, la importancia de encontrar un punto perfecto para pasar al siguiente párrafo se acaba convirtiendo en un línea vista de perfil, que esconde un infinito trayecto a una remota dimensión. Pero la búsqueda de la puntualización sigue complicándose cuando las primeras gotas de la tormenta infectan la acera de un sarampión con millones de puntos aislados y aleatorios sobre un incierto camino, que se desvanece con el incesante goteo que acaba cubriendo cualquier señal. 

Y así un hombre cualquiera consigue pinchar su bolígrafo en un punto final que acaba siendo un incómodo silencio sin posibilidad de rellenarlo.

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