Un hombre cualquiera busca en su
armario el alter ego de gentleman, que se personifica a través de una corbata y
un chaleco, para saborear deliciosas ideas al horno que endulzan las pinceladas
de Magritte.
La desaliñada cotidianidad que se
viste en vaqueros y zapatillas cada día, remarca lo extraordinario de la
elegancia y la distinción. Además, que el estilo y el refinamiento se agrandan
y elevan fugaces y momentáneos como las burbujas del champán en las copas de
bohemia y de ilusión. Y así los nudos de corbata sujetan pero no ahogan, cuando
la lazada es festiva y alejada de los apretados negocios bancarios contra la
supervivencia y la dignidad.
Al final, con la benemérita nos
hemos topado, a paso de articulada de famosa, sin pausa pero sin prisa hacia un
incierto objetivo alejado de la vendetta y libre de los impuestos con afán
recaudatorio. Mientras, en el maletero, un hombre cualquiera esconde diarios
secretos, escritos con la tinta de una estilográfica pluma, y un fardo de camisetas de contrabando
que recuerdan lo reído y lo cantado en los tiempos del estraperlo y de las
imágenes en sepia. Todo ello, sintetiza la complejidad de un estático cubo de
rubik en una ciudad sin playa y sin mar para que chapotee un feliz palmípedo de
esmoquin y amarilla tez.
Y así un hombre cualquiera enmarca
los recuerdos de los amigos aderezados con decorativos complementos decimonónicos,
al más puro estilo 'The Son of Man'.
Entrada aderezada con unas suculentas ideas al horno:
http://www.ideasalhorno.com/2012/07/soy-un-desastre.html
Entrada aderezada con unas suculentas ideas al horno:
http://www.ideasalhorno.com/2012/07/soy-un-desastre.html
¿Y de la simiocracia no se habla?
ResponderEliminar