miércoles, 26 de julio de 2023

Lo inconfundible de los extraordinarios

Un hombre cualquiera tiene la innata capacidad de toparse con humanos extraordinarios y hombres inconfundibles entre lo dicho de los rumorosos y lo universitario de los ideales.


La rebeldía de la juventud se defiende contra las injusticias, se manifiesta por la materialización de sus valores y se construye sobre los cimientos de sus creencias lo que se quiere ser en el futuro. Sin duda, la persona que mejor representa este planteamiento de vida es el concienciado rebelde. Un hombre sin miedo a la maldición de los gatos negros. Un hombre cuya lengua moldea su acento para nacionalizar sus discursos. Un hombre licenciado en carreras imposibles subido a lomos de un burro. Un hombre imperturbable a los efectos alevosos y nocturnos de los espirituosos que nublan la razón. Un hombre que apóstata de milagros, pontífices y meapilas. Un hombre capaz de soliviantar lo heroico de los silencios. Un hombre con una intelectualidad que reverdece desde los tiempos de Breogan. En definitiva, un hombre leal a sus principios y a quienes le acompañan.


Sus ideas son capaces de hacer brotar claveles en lo yermo de los cañones. Sus pensamientos se iluminan en plena oscuridad con lo izado de las estrellas. Sus planes se plantean sin fisuras con lo armonioso del compás del Bella Ciao. Sus rúbricas afirman alianzas aleadas a corazón abierto. Y su patria abriga ó caron do fogar.

Y así un hombre cualquiera reivindica la conciencia de los rebeldes que caracteriza a lo inconfundible de los extraordinarios.


Y aquí se reúne lo inconfundible de los extraordinarios:

El mafioso polaco

El tertuliano de las antípodas

El buenhumorado sureño

El arquitecto de utopías

El sosegado rebelde

El dueño del bigote

El fan de los festivales

El compositor de los vuelos

El coleccionista de cómics 

El mañoso baturro



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