Un hombre cualquiera se encuentra con humanas extraordinarias y mujeres inconfundibles entre las croissanteries parisinas y los medallones salmantinos.
Si ella hubiera estado en la construcción de la Torre de Babel, habría conseguido que sus arquitectos colorearan la cúspide con el azul del firmamento. Quizá, por ello, la intérprete del Cueto tiñe su mirada del color del cielo. O, quizá, le guste más el azul oscuro casi negro de la noche, porque su alma felina le llena de creatividad a la luz de la luna. Puede ser, también, que el satélite selenita le parezca un gigantesco gruyere al que darle buena cuenta con una copa de vino. Y parafrasear a Gary Oldman con una categórica afirmación, "I never drink wine".
Si ella hubiera protagonizado el Crepúsculo de los Dioses habría conseguido que Norma Desmond volviera a brillar en el paseo de las estrellas. Quizá, por ello, se convirtió en dobladora para ponerse en la piel de otras vidas. O, quizá, la vida le mude a nuevos barrios y ciudades para encontrar las réplicas de Friends que se agazapan en los mapas. Puede ser, también, que use los mapas por su pagano espíritu de San Nicolás, siempre cargada de regalos y agasajos para alegrar el hogar. Y parafrasear al Sombrerero loco con una categórica explicación del "feliz, feliz no cumpleaños."
Y así un hombre cualquiera viaja al país de las maravillas para encontrar lo que caracteriza a lo inconfundible de las extraordinarias.
¿Recuerda más extraordinarias inconfundibles?
Capítulo II: Mecenas del Quijote
Capítulo III: Forzuda equilibrista
Capítulo IV: Alumbrante de historias
Capítulo V: Soñadora en pijama
Capítulo VI: Aventurera de las siestas
Capítulo VII: Irónica politóloga
Capítulo VIII: Conversadora berciana
Capítulo IX: Sonriente comunicóloga
Capítulo X: Teniente con rizzo
Capítulo XI: mademoiselle del vestido burdeos.
Capítulo XII: Embajadora de la city
Capítulo XIII: Narradora de vivencias
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