miércoles, 21 de marzo de 2012

Lo escéptico de lo añorado


Un hombre cualquiera se resguarda en el escepticismo frente a la mejora del presente y la incertidumbre del futuro.

Un hombre cualquiera cuenta con una cualidad innata de añorar e idealizar el tiempo pasado, apartando lo inmediato por frívolo y trivial. A través de dicha retrospectiva se ensalzan las victorias, se difuminan los fallos y al tiempo lo vivido se conforma como una historia tergiversada por la desmemoria consciente del individuo. En definitiva los errores se entierran a dos metros bajo tierra y los aciertos emergen a decenas de pies sobre las azoteas, nada se mantiene sobre la superficie tal y como aconteció.

La cuestión se complica ante el catastrofismo putrefacto y pestilente de un presente sin nada que encumbrar por las negras tormentas y, que dará paso a un interminable cementerio plagado de fosas comunes sin cerrar ni cicatrizar. Y, entonces, los tiempos pasados no podrán ser mejores porque su presente se consumió a sí mismo, devorando mañana los recuerdos del ayer por la inconsciencia del ahora.

Y así un hombre cualquiera se concentra en su presente para añorarlo en el futuro como un pasado amortizado.

1 comentario:

  1. Guau.... que verbo! jejeje, es coña, pero me ha gustado, si señor. Creo que tienes bastante razón, y sería más inteligente ensalzar las derrotas y difuminar las victorias, pero entonces la historia se tendría que llamar: un hombre humilde, o un hombre valiente. Y eso no lo es "un hombre cualquiera".

    Un saludo y enhorabuena por el blog!! :)


    Gabriel

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