viernes, 9 de marzo de 2012

Lo humano de lo divino (Primera parte)


Un hombre cualquiera debate sobre lo escéptico de lo divino y lo despótico de lo humano y desarregla el país nuestro de cada día a golpe de tertulia improvisada.

Un hombre cualquiera cuenta con buenos parlamentarios para conversar sin más necesidad y objetivo que deshacerse del lastre diario y de las proclamas utópicas de los que duermen arriba. Estas conversaciones se insuflan por las vivencias de cada conversador y las opiniones y reflexiones que se mueven según el sirocco o la tramontana y que dejan a las veletas en direcciones más que opuestas.  

Sin duda las vivencias y las opiniones se expresan desde infinidad de latitudes como desde la sombra del iluminado Hércules, por el arquitecto de utopías o el intelectual compostelano; pueden venir enriquecidas por versos de Zorrilla a través del diseñador de consejos; provenir de lúgubres y maquiavélicas pócimas del revolucionario independentista; mostrarse como sonoras 'lamabaladas da peregrina' de los politorologos; o, entre otras muchas, de lugares donde el tiempo no transcurre, 'como decíamos ayer', de la mano del crítico impasible o el indignado ciudadano.

Somos humanos  y necesitamos desahogarnos de las turbulentas aguas, que incluso cuando vienen tranquilas o hasta en tiempos de sequía molestan, "¿pero cuando no ha habido manchas de humedad en esta casa?". 

Y así un hombre cualquiera alimenta y alivia el ánimo y el alma con reflexiones  y ocurrencias que aunque no llegan a consolar, sirven para dulcificar los sinsabores.

1 comentario:

  1. Un hombre hueco no es un hombre vacío. Un hombre hueco no es un hombre cualquiera, es un hombre vulgar y su carcasa. Un hombre que recuerda que no recuerda muchas cosas, pero sí que una vez le hicieron saber que es un crítico impasible, y en esa imagen se regodea, pues no somos más que lo que reflejamos. La única muestra de su aprobación será la ausencia de crítica, aunque a veces una crítica puede ser en sí misma una alabanza. Un hombre hueco no empatiza, pero no es un psicópata. Sus neuronas espejo simplemente no se activan como deberían. Este hombre recuerda también, que le hicieron saber que en sus palabras se veían reflejados, pero no encontraban comprensión. Metáforas arrolladoras y emotivas de las que sólo emana una gran satisfacción, incluso agradecimiento y camaradería o emoción. Ahora es pagado con su misma moneda años más tarde. No hay nada como jugar a ser Némesis. No hay nada como jugar, porque la vida es juego y los juegos juegos son. Un hombre hueco arrancó hace tiempo de las rígidas y conmovedoras manos de la vejez extrema la lección de que la mínima expresión de la comunicación son el sí y el no. Si un no encuentra será el sí gustosamente, más un no ante un sofisticado, elegante, altivo y optimista sí siempre es un placer ser. Aún diría más ¡Me opongo! ¡Me opongo aunque de esta forma transgreda la primera persona y desvele incautamente mi verdadera identidad! ¡Me opongo como forma de vida! De vida, del descubrir y del saber. Y finalmente de reafirmarme en unos principios, para que en última instancia, de no satisfacerle, sí, efectivamente, tengo otros. Ese hombre hueco sin empatía sin opción a elegir. Si empatizase se marchitaría y no disfrutaría de su locura. Un hombre de ego, porque otra vez ha olvidado hablar de usted, acaso no somos más que lo que reflejamos.

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